El cuerpo humano, como cualquier otro organismo vivo, está compuesto por una gran cantidad de pequeños elementos, cientos, miles o quizá más, cuya armonía e interacción, así como las características que comparten y difieren, hacen de este la forma compleja que es. Entre todas estas partes, la piel es la que se encuentra más en el exterior, de manera superficial, cubriendo y protegiendo el resto de los tejidos que nos conforman.
Sin embargo, este órgano, aunque es el más fuerte, sólido, extenso y pesado de todo el cuerpo, no está exento de sufrir de lo que llamamos sensibilidad, ya que todas las capas dérmicas que lo conforman poseen sus propias características, como nervios, células y demás. Esto sobre todo, en las zonas donde la dermis es más suave, delgada y delicada; entre las que destaca el contorno de ojos, el tejido que cubre las cuencas y globos oculares.
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Esta sensibilidad no solo es una propiedad de la piel, ya que los mismos ojos pueden sufrir este problema, al ser delicados ante estímulos y sensaciones, como la humedad, la luz y diferentes reacciones a elementos externos. Por ende, aquellas personas que adoramos el maquillaje, debemos aprender a retirarlo de manera correcta y cuidadosa en esta zona del organismo, para evitar molestias, efectos secundarios e incluso pequeñas lesiones, así como otros factores adversos.
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La sensibilidad del contorno de ojos
Como describimos hace un momento, esta sensibilidad no se trata solo del hecho de padecer, de manera individual y aislada, de algún fenómeno que haga nuestra piel más delicada, pues aquella que se única alrededor y sobre las cuencas oculares, siendo los párpados y el contorno de ojos, es ya de por si la más blanda y fina, delgada y delicada de nuestro cuerpo, lo que se ve, además, influenciado por muchas otras de sus características.
Por ejemplo, sin contar las zonas donde el tejido ha sido alterado, ya sea por un envejecimiento prematuro de sus células, la acción de los radicales libres u otros agentes externos, el contorno de ojos posee la dermis con mayor índice de flexibilidad y menor contacto muscular, lo que la hace vulnerable a alteraciones y cambios físicos, como la flacidez, los pliegues y las arrugas, así como la inflamación y, por supuesto, la sensibilidad.
Pero esto no se queda aquí, sino que debemos tener en cuenta además la estructura de la red dérmica, que es muy distinta de la del resto del cuerpo, a causa de la función que debe ejecutar este tejido. Se trata de una piel que, aunque carece de músculos, posee unos finos hilos nerviosos, encargados del movimiento del parpadeo, valga la redundancia, en la zona de los párpados, lo que permite variar entre proteger los ojos y permitir un campo de visión adecuado.
Sin embargo, la sensibilidad de esta área puede ir mucho más allá de sus caracteres básicos, compartidos por casi todas las personas sin importar el tipo de piel, sea esta seca, grasa, normal o mixta, ya que como consecuencia de alguna enfermedad, patología, lesión o por el trabajo de la propia genética, esta se puede ver amplificada, dando lugar a un tejido aún más fino y delicado, propenso a las irritaciones, la inflamación y otras molestias varias.
En algunos casos, estos síntomas, así como la sensibilización cutánea en sí, se pueden reducir, sanar y eliminar con diversos métodos, como medicamentos y tratamientos acordes a la patología que los causa. En otros, esto es imposible, debido a ciertos factores genéticos o lesiones permanentes, por lo que es necesario dar a la zona un cuidado aún más suave y delicado que aquel recomendado siempre para el contorno de ojos.
Consecuencias de no cuidar esta zona
De todo esto se entiende que, sin los cuidados adecuados, las características de esta delgada zona del cutis se puedan alterar, dando lugar a diversas imperfecciones estéticas, como ojeras, arrugas, bolsas en los párpados inferiores, líneas de expresión, las conocidas patas de gallo, despigmentación y coloración purpúrea, así como el brote y aumento de la visibilidad de los pequeños vasos sanguíneos que la recorren.
Aun así, no son solo problemas de estética, imperfecciones o falta de estándares de belleza los que podemos obtener como consecuencia de no cuidar el contorno de ojos, sino que incluso algunas de sus consecuencias pueden afectar nuestra salud. Por ejemplo, en el caso de mantener la costumbre de no retirar el maquillaje antes de dormir, la obstrucción que crea este en los poros puede ocasionar inflamación, resequedad e irritación crónica.
Si hablamos de la sensibilidad, la falta de cuidado y casos como el ejemplo anterior, pueden ser factores no solo que la causen, sino que la empeoren en caso de ya sufrirla, debido a la resequedad, la oxidación celular y la sensación de aspereza. Por ello, se recomienda siempre retirar el maquillaje, realizar una limpieza adecuada e hidratar con regularidad, aplicando productos óptimos especificados para nuestro tipo de dermis.
Tips para desmaquillar los párpados y cuidar su sensibilidad
Ahora que ya conocemos que, como seres humanos, somos doblemente vulnerables a la sensibilidad de esta área específica, ya sea de manera natural y genética o como consecuencia de alguna lesión o patología, debemos aceptar que no podemos simplemente tratar esta piel como la del resto de nuestro rostro, ignorando los cuidados apropiados y aplicando cualquier maquillaje, desmaquillante y crema limpiadora para el cutis.
Si ese es el caso, existen cosas que podemos poner en acción para un desmaquillado agradable, suave y delicado, que no ocasione que aparezca esta desagradable sensación, que aumente o que, en el peor de los casos, llegue a ser una irritación más severa. Además de estos tres tips, está el hecho de remover el maquillaje de manera correcta, con movimientos que no alteren la estructura natural del tejido, aunque se ello hablaremos luego.
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Escoge un maquillaje para piel sensible
Aunque no se trata de la remoción de este como tal, no podemos negar que, al momento de desmaquillar, muchas veces tenemos problemas para retirar este sin frotar e irritar la piel. Esto se debe a que no estamos utilizando un maquillaje de calidad y de diseño agradable con el cutis. Si queremos removerlo con delicadeza y suavidad, lo mejor es utilizar un maquillaje de baja densidad, ideal para evitar la sensibilidad de los párpados.
El uso de los productos adecuados
Por supuesto, con los grandes avances cosméticos que trae nuestra era actual, conocida como la modernidad, no es impensable imaginar que existen artículos de belleza, cuidado y protección tópica, especialmente formulados no solo para cualquier tipo de sensibilidad cutánea, sino que también especificados para la zona de los párpados y el contorno de ojos, con ingredientes escogidos por su armonía y por ser amables con la piel.
Por esto, podemos decir que no hay excusa para adquirirlos y recurrir a estos; incluso existen guías y cursos, al igual que instructivos en sitios web y redes sociales donde podremos aprender a elaborar productos especiales caseros. Siendo así, que el desconocimiento no nos lleve a utilizar cualquier tipo de sustancia para la piel en esta delicada zona, sino que debemos aprender a elegir lo mejor para su cuidado y protección.
En el caso de los desmaquillantes, los especialistas recomiendan estos tres artículos ideales que, gracias a su diseño y especificaciones, cumplen las funciones de retirar el maquillaje y limpiar a profundidad, removiendo toda clase de suciedad e impurezas, así como la grasa de las pieles de este tipo, los contaminantes y cualquier factor externo adherido al tejido.
Desmaquillante de ojos sensibles
Como hemos dicho, si buscamos los mejores artículos para utilizar, usualmente este enfoque nos llevará a contar con aquellos que, desde el inicio de su diseño, antes siquiera de pasar a ser producido, se han ideado específicamente para tratar una zona, problema o tema en cuestión. Si se trata de los ojos sensibles, podremos encontrar un desmaquillante propio para esta cuestión, no solo por poseer ingredientes amigables con la vista, sino que también con la dermis más delicada.
Si planeamos recurrir a este tipo de productos, lo mejor es escoger uno en forma de gel y que sea fluido, con una textura liviana y sin espesar, además de comprobar que posea un nivel de pH parecido al del lacrimal de nuestro ojo, por si al momento de aplicarlo, se nos corre un poco y entra en contacto con este, no causa ningún tipo de molestia, irritación o aumento de la sensibilidad. Por supuesto, este no debe contener alcohol, colorante artificial ni perfume.
Espuma limpiadora para los párpados
Exactamente como en el caso anterior, no solo podemos encontrar desmaquillantes adecuados, sino sustancias de diferentes texturas y categorías cosméticas, para realizar una limpieza apropiada, ya sea tras retirar el maquillaje, al realizar la rutina de belleza, en la mañana para preparar el rostro para el uso de cremas como protector solar u otras; incluso durante el día, si sentimos que las impurezas del ambiente están contaminando nuestro rostro.
En este caso, a pesar de las diversas presentaciones que podemos encontrar entre los limpiadores para los párpados del mercado, se recomienda el uso de alguno cuya textura sea espumosa, con alto contenido de tensioactivos y, claro está, sin alcohol, conservantes químicos, perfumes, colorantes sintéticos ni cualquier añadido que se pueda considerar irritante o alérgeno. Además, es preferible aquellos de acción instantánea, que se pueden retirar tras la aplicación solo con un pañito o una toalla, sin necesidad de aclarar con agua.
Agua micelar no ionizada
Este último, a diferencia de los anteriores, no se trata de un elemento de diseño específico para la zona que rodea los ojos, sino que se presenta como un desmaquillante maravilloso, a base de agua, tensioactivos no iónicos y micelas sintetizadas. Sin embargo, tiene una composición sumamente sencilla, ideada para su uso en cualquier tipo de piel, incluso las más delicadas y maltratadas.
El hecho de no poseer más que estos tres ingredientes como base, sin alcohol, conservantes químicos ni otros aditivos irritantes, le da al agua micelar la potencia necesaria no solo para eliminar rápidamente el maquillaje (sin necesidad de frotar y esparciendo la sustancia a través de una pasada con un disco de algodón humedecido con ella), sino que además le brinda la capacidad de retirar todo rastro de impurezas, grasa, suciedad y cualquier elemento externo, convirtiéndola en una gran limpiadora facial.
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Cuidados tras retirar el maquillaje
En muchas ocasiones, aun cuando utilizamos los mejores productos y practicamos un desmaquillado delicado, suave y de forma amable, para evitar cualquier tipo de sensación desagradable, estas persisten igualmente, tras la rutina de limpieza completa. Esto se debe a que no son solo los productos que utilizamos, las concentraciones e ingredientes de su contenido, los que aumentan la sensibilidad, sino que el roce de la piel, por muy suave que sea, puede ocasionar este problema.
Sin embargo, casi siempre se debe a que no le damos al contorno de ojos el cuidado completo que merece, no solo al momento de desmaquillar, sino durante la limpieza facial y después de esta, al realizar toda la rutina facial. Por ejemplo, pensamos que las cremas hidratantes que utilizamos en el rostro funcionarán de igual forma en esta zona, cuando la verdad es que la delgadez de la dermis causa que los emolientes humectantes no se absorban correctamente.
Para evitar esto, lo mejor es recurrir a un ungüento hidratante especial para el contorno de ojos, al igual que en los casos anteriores, pues su formulación será la más apropiada para ser absorbida por las finas capas de este. Además, se recomienda realizar esta acción de limpieza e hidratación también por la mañana, justo después de tomar una ducha, así como realizar micro exfoliaciones de manera regular, un par de veces al mes.
En este último caso, la regla sigue siendo la misma, utilizar elementos pensados exclusivamente para una exfoliación sumamente delicada de los pómulos y el contorno de ojos, sin realizar esta práctica en el párpado superior. Esto, al igual que la limpieza diurna, para evitar que los restos de la regeneración de las células y el tejido cutáneo, que ocurre durante la noche, se conviertan en un factor que atraiga suciedad e impurezas sobre nuestro rostro.
Realizando el desmaquillado correctamente
Si ya contamos con los productos ideales, además de que, por astucia y previsión, adquirimos un maquillase que permita una fácil remoción, lo último que debemos saber es cómo utilizar el desmaquillante y los artículos secundarios de manera correcta, con los movimientos y tiempos de espera adecuados, al igual que con las cantidades justas para que este no se riegue del medio que utilizamos para esparcirlo y entre en los ojos.
Lo primero a tener en cuenta es que debemos recurrir, a dicho medio para llevar el desmaquillante a los párpados, que puede ser un trozo o disco de algodón, una toallita o esponjilla desmaquillante e incluso la yema de nuestros dedos, en caso de utilizar un elemento con una textura semi espesa, en espuma o en gel, como recomendamos anteriormente.
Debemos colocar solo un par de gotas grandes de producto en nuestro medio, humedeciendo solo una parte de este, nada de empaparlo completamente para que se aplique por toda la zona al momento del contacto. Sin embargo, aquí necesitamos quizá un poco de práctica, porque lo ideal es que, dependiendo del tamaño del disco, toallita o esponja que utilicemos, humedezcamos lo suficiente de su superficie para que entre en contacto con todo el párpado.
Esto es para evitar tener que frotar, ya que la idea es colocar nuestro medio sobre el párpado superior, aplicar la mínima presión posible y dejarlo reposar unos segundos en esa zona, son moverlo, para que el desmaquillante actúe. Una vez pasados estos segundos, si notamos que el maquillaje sigue adherido a la dermis, quizá porque se ha secado a causa del sudor y el calor, o por la baja calidad que recomendamos evitar, podemos repetir esta parte tras humedecer de nuevo muestro medio.
Al finalizar, como no podemos dejar secar el desmaquillante mucho tiempo, ni utilizar agua para remover todo rápidamente, pues corremos el riesgo de que esta entre en los ojos junto con los restos del maquillaje, debemos ir deslizando los dedos hacia abajo lentamente, hacia las pestañas, para que así los residuos vayan cayendo sobre ellas y sea más fácil retirarlos con un trapito húmedo o una esponja.
Debemos evitar frotar hacia lado y lado, como cuando presionamos con nuestros dedos y realizamos ese movimiento al despertarnos, por costumbre, ya no por temer a un aumento de la sensibilidad, sino para no alterar la delicada estructura de la piel. Esta acción, realizada por una superficie que frota los párpados y no que los mueve sobre los ojos, favorece la pérdida de firmeza y la elongación a causa de la gran elasticidad de los párpados, lo que puede causar ojeras, flacidez y otras imperfecciones.
Ya las mencionamos antes, pero si no conoces las maravillas de estas toallitas y quieres aprender sobre ellas, te recomendamos leer Toallitas desmaquillantes ¿son buena opción?
Por último, debemos realizar el mismo procedimiento con el párpado inferior, justo sobre el canto de la cuenta ocular, por encima de los pómulos, llevando igual suavemente los restos del maquillaje hacia las pestañas para retirarlas con suavidad. Aquí se recomienda no fritar hacia abajo por la misma razón, ya que la tensión que producirá este movimiento a la dermis puede causar inflamación y la aparición de bolsas en los párpados, además de las mismas imperfecciones antes mencionadas.