Una de las características más distintivas del cuidado de nuestro cuerpo, como parte de lo que se conoce como la popular medicina cosmética, es la inmensa variedad de productos, utensilios, tratamientos, terapias y diferentes métodos que podemos tener en cuenta al momento de realizar esta acción. Sin embargo, en muchas ocasiones esto crea una complicación al momento de escoger aquel que debemos utilizar, sea para cualquier tipo de ocasión.
En el caso de la piel, uno de los más notables puntos en nuestro cuerpo, en cuanto a la cantidad de formas que tenemos para cuidarla, contamos con elementos y sustancias que podemos aplicar desde la comodidad de nuestro hogar, de manera sencilla y sin necesidad de la intervención de un experto, siempre que sigamos las instrucciones de uso de manera específica. Entre estos destacan la crema y el sérum, ambos no como un producto individual, sino como una amplia gama de artículos a elegir.
Aun así, cuando los cuidados que buscamos son de manera general, ya sea de forma preventiva o para simplemente mantener el estado y belleza de nuestra dermis, más que para combatir un tipo de imperfección en concreto, surge la cuestión de cuál tipo es mejor entre estos elementos, sobre todo cuando se trata de la humectación, un tema delicado e importante para la salud de la piel. Por ello, vamos a conocer cada uno de estos y compararlos, para entender mejor cuándo y cómo deben utilizarse.
Si no sabes muy bien lo que es el sérum, puedes informarte sobre este producto leyendo Todo sobre el sérum: qué es, para qué sirve y mucho más
Sobre la crema hidratante
Aunque al comienzo mencionamos que, en cuanto a la crema, se puede entender este nombre como un sustantivo para describir a una gran familia de productos cosméticos, ya que existen distintos tipos de acuerdo a su función, como la antiedad, antiarrugas, exfoliante, rejuvenecedora, limpiadora y muchas otras más, aparte de la hidratante, que es la que nos concierne en esta ocasión, por lo que debemos centrarnos plenamente en esta.
Cuando hablamos de crema, nos referimos a esa sustancia semi líquida, con una textura que puede ser entre levemente espesa y aceitosa, hasta casi sólida o pastosa, como en el caso de las que utilizan cera o manteca como base. En el mundo cosmético, estos productos son diseñados por especialistas e investigadores, aunque es de conocimiento popular que se pueden elaborar fórmulas altamente eficaces en casa, con ingredientes naturales y muy fáciles de conseguir.
La función de estas es muy sencilla, otorgar diferentes clases de propiedades, elementos y partículas varias, todas ellas beneficiosas, escogidas por las bondades que otorgan a la piel, así como el balance ideal que poseen entre sus componentes, los cuales no compiten entre sí, sino que se equiparan y apoyan unos con otros para aumentar en gran medida la eficiencia de la fórmula.
En cuanto a las humectantes, sus ingredientes principales suelen ser emolientes, que no se deben confundir con su definición dentro de la medicina general, ya que aquellos se utilizan para tratar y suavizar las inflamaciones. Los emolientes integrados en las sustancias hidratantes, tienen como función la acumulación de agua o líquido natural, que luego dejan sobre la piel al momento de la aplicación para que sean absorbidos por esta.
Sin embargo, si fuera así de simple, bastaría con dejar caer agua limpia sobre la dermis para hidratarla, lo cual no es el caso, ya que la correcta absorción de este preciado líquido requiere de ciertas medidas, como la integración de otros elementos a la crema hidratante, que mejoran esta acción al estimular la piel, lo que aumenta la actividad celular y permite que se absorba el agua de forma eficaz.
Otros elementos incluidos dentro de las fórmulas hidratantes, que aumentan la efectividad de estas en el cuidado de la piel, se encargan de retener líquido entre capas dérmicas de este órgano, específicamente en la llamada hipodermis, con el fin de que no se reseque ni pierda la humectación. Esto causa que, aunque no utilicemos la crema de manera prolongada ni muy seguido, la piel se mantiene humectada durante una mayor cantidad de tiempo.
Esto, por supuesto, es parte de la fórmula realizada, por lo que cada producto debe incluir en el reverso del envase una pequeña sección escrita con las instrucciones de aplicación, donde se comunique cada cuanto tiempo se debe utilizar, para no ocasionar inconvenientes o simplemente, ya que si se aplica en un cierto momento, la piel seguirá hidratada durante horas gracias a la retención líquida, para no desperdiciar la sustancia.
Sobre el sérum
Al principio, el sérum era un producto único y multifacético, diseñado para dar apoyo a toda clase de tratamientos, métodos y terapias de cuidado facial, así como a la aplicación de otros productos. Sin embargo, pronto se descubrió que la fórmula de este artículo poseía una mayor cantidad de propiedades benéficas que aquellas para las cuales fue pensado en primer lugar, lo que no solo incrementó su popularidad, sino que ocasionó que los especialistas lo tuviesen más en consideración.
Gracias a esto, de forma parecida al caso de las cremas, hoy podemos hablar de una gran cantidad de tipos diferentes de sérum, con propuestas igual de parecidas a las anteriores, entre las que se pueden encontrar micro exfoliantes, regeneradores celulares, estimulantes, limpiadores, antiedad, antiarrugas, despigmentantes y anti manchas y muchos otros, al igual que el hidratante, con una fórmula increíble para cuidar la dermis.
Una de las características principales de este producto, que comparte mucho en común con las cremas, aunque también difieren en grandes aspectos, es su textura líquida y ligera, a veces solo un poco aceitosa, que tiene ciertas ventajas al momento de su aplicación. A demás el hecho de ser tan suave, ocasiona que deba utilizarse con más cuidado, aplicándolo en pocas cantidades con un gotero sobre la zona a tratar, antes de poder frotarlo y esparcirlo con los dedos.
Esta forma líquida permite a la sustancia una increíble capacidad de absorción, por lo que suele integrarse con la piel de manera casi inmediata, llegando hasta profundidades mayores que la mayoría de los tratamientos de aplicación, por lo que su acción no se limita solo a las capas más superficiales de la dermis, sino que puede incluso habilitar el uso de componentes destinados directamente a interactuar con las células, como en el caso de los nutrientes.
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De acuerdo a esta pequeña descripción, podemos darnos cuenta de la potencia que suele tener esta sustancia, aunque esto se suele ver de forma más amplia, ya que se trata de un elemento capaz de otorgar diferentes propiedades en un solo producto, por lo que una aplicación de este puede ayudar no solo a combatir las enfermedades, sino que es capaz de hidratar, rejuvenecer y sanas en cierta medida las células dañadas por todos aquellos factores que las afectan.
Esto no solo hace que el sérum sea muy popular, siendo utilizado en muchas zonas del mundo, sino que también le otorga cierta notoriedad, ya que a pesar de ser un elemento relativamente nuevo dentro de la medicina estética, su fama crece día a día de manera exponencial. Sin embargo, es necesario notar que, por sí mismo, al aplicarlo de forma independiente, no es un producto milagroso capaz de embellecer y sanar la piel por completo.
Como se mencionó anteriormente, su formulación fue pensada como un punto de apoyo a las diversas terapias cosméticas, por lo que era utilizado por los especialistas que realizaban tratamientos más profundos. Aunque su uso hoy en día se da de manera más casual en el hogar, su verdadera eficacia se encuentra en aumentar las capacidades propias de la piel para absorber y recibir las propiedades de otras sustancias, como las cremas antiedad y aquellas especificadas para el combate de diversas imperfecciones.
En este caso, se puede utilizar un sérum de fórmula más general, capaz de, como se presume, preparar la dermis para la interacción con otros tratamientos, aunque también podemos contar con los especializados, capaces de reducir imperfecciones, hidratar, aliviar inflamaciones, descongestionar los poros, reducir y eliminar manchas o realizar diferentes acciones sobre la superficie, dependiendo de la formulación a la que debamos recurrir.
¿Cuál es el mejor producto?
Sin embargo, una de las mayores diferencias entre las cremas y estos últimos, es el nivel de absorción que tienen, siendo este también el punto clave desde el que se suele partir al compararlos, aunque no el único. Sus distinciones son variadas, aunque otra muy notable es que, debido a la textura y formulación del sérum, este suele otorgar un gran nivel de hidratación dérmica, aun si no se trata específicamente de un elemento pensado para este fin.
De manera más sencilla, con esto queremos decir que, aunque utilicemos un sérum general, diseñado para dar a nuestra piel una gran variedad de cuidados y una amplia gama de beneficios, con el fin de mantener su salud y belleza, también le estaremos otorgando un nivel de humectación mayor que al utilizar otros productos, por lo que podemos aprovechar este factor a nuestro favor.
Aun así, si estamos pensando únicamente en el factor hidratación, no hay duda de que las cremas especializadas en esta acción suelen superar al resto de los artículos utilizados, no solo porque poseen una mayor cantidad de agua, sino que incluyen activos, los cuales mencionamos anteriormente, que facilitan la inclusión de este líquido en nuestra piel, mientras amplían las posibilidades de reducir la resequedad al retenerlo.
Pero esto no queda aquí, ya que aunque la humectación cutánea es importante, al igual que la del resto del órgano superficial de nuestro cuerpo, no solo en este factor se pueden reducir los cuidados necesarios para mantener la salud y belleza, ya que es necesario tener mucho más en cuenta. Por ello, si hablamos de un producto que, de manera general, sea capaz de otorgar muchos más beneficios, debemos ampliar un poco nuestras expectativas.
Teniendo en cuenta esto, gracias a la capacidad hidratante que posee cualquier variedad de sérum, mayor a la de las cremas que no se enfocan en este propiedad, así como las posibilidades de una absorción prácticamente inmediata y la integración de una mayor cantidad de componentes de calidad, la mayoría de los especialistas estarán de acuerdo en argumentar que el sérum se lleva el premio como el mejor producto para el cuidado.
Esto es más que todo para las personas que buscan de mantener una rutina de belleza básica y general, con el fin de prevenir las imperfecciones, el llamado envejecimiento prematuro o simplemente dar énfasis a la belleza natural, ya que una crema hidratante no es capaz de otorgar todos los elementos necesarios para este fin, mientras que el sérum, aunque no es la medida estrictamente necesaria, su posee las características indicadas para ello.
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Si en cambio, estamos hablando de la necesidad de una rutina específica, pensada en el combate, la reducción y la eliminación de algunas imperfecciones, o de una de estas de forma directa, como pueden ser las manchas, las arrugas, las líneas de expresión, la flacidez o cualquier otro problema, hay que decir que simplemente ambos productos se quedan cortos, pues ninguno está diseñado para dichos fines ni poseen los componentes y concentraciones necesarias.
En estos casos, lo ideal es recurrir a otro tipo de fórmulas, como las cremas antiedad, las antiarrugas, exfoliantes y anti manchas o, preferiblemente, en caso de una gran atenuación y profundidad de dichas marcas, a tratamientos más potentes como peelings, terapias láser o de radiofrecuencia, masajes y micro exfoliaciones e incluso, aunque muchos no estén de acuerdo, a métodos invasivos como el bótox o la integración de sustancias bajo la piel, de manera profesional y con el estricto control de un especialista.
Esto no quiere decir que debemos olvidarnos de nuestras dos estrellas del día de hoy, ya que se trata de dos de los mejores candidatos al premio del mayor compuesto para el cuidado general de la piel, necesarios e ideales en todas las rutinas de limpieza, embellecimiento y combate de las imperfecciones, sino que debemos integrarlos de manera óptima y prolongada en cualquier sesión de belleza facial sea diurna o nocturna.
En conclusión, para una mayor humectación dérmica, debemos optar por las cremas hidratantes profesionales, mientras que para un cuidado general, lo mejor es tener en cuenta el uso del sérum, preferiblemente del tipo de cuidado antiedad, integrándolos a nuestras rutinas y apoyando su función con otras medidas, como sería la limpieza facial, la exfoliación y el uso de protector solar y maquillajes amigables con nuestra piel, en el caso de las mujeres.
La forma apropiada de utilizarlos
Como nos podemos dar cuenta, las fórmulas generalizadas del sérum, junto a las más específicas de las cremas, suelen tener diferentes finalidades, aunque en última instancia, sea el cuidado de nuestra piel su propósito concreto. Esto quiere decir que, ya sea si queremos un artículo que cuide de forma amplia o prevenga las imperfecciones, como si buscamos uno que las combata y elimine de forma eficaz, ambos pueden ser opciones válidas.
No se trata, al buscar una correcta forma de aplicarlos, de divagar entre si uno es mejor que el otro ni el por qué, ya que si buscamos lo más ideal para el mantenimiento estético, podemos optar por combinar diferentes clases de sustancias, algunas en crema y otras en sérum, para utilizar no solo a diversas horas del día, sino en conjunto, durante una misma rutina de aplicación, obteniendo así los maravillosos beneficios de los dos.
Con esto no queremos decir que, por ejemplo, si estamos buscando combatir las marcas que va dejando el paso de los años en nuestro rostro, lo ideal es buscar una crema y un sérum antiedad, para potenciar de este modo dicha propiedad, pues lo que lograremos con ello simplemente es desperdiciar los componentes de ambos. Lo más óptimo es entender qué cuidados le hacen falta a nuestra piel y combinar diferentes productos, para así maximizar los resultados.
Por ejemplo, para quienes sufren de arrugas debido a la resequedad, una recomendación válida es la combinación de un sérum antiarrugas con una crema hidratante; si en caso contrario, padecemos de las manchas cutáneas comunes de las pieles grasas, es ideal apoyar la acción de una crema limpiadora para este tipo de piel junto con un sérum despigmentante, que funciona de maravilla también para combatir las ojeras.
Existen muchas formas diferentes de combinar estos productos, las cuales podemos encontrar no solo en guías y tutoriales estéticos, sino preferiblemente tras la recomendación de los expertos en este campo, quienes poseen el conocimiento necesario sobre los mejores productos. Sin embargo, uno de los puntos más importantes para aumentar la eficiencia de estos, que todo usuario debe saber, es que la aplicación correcta puede ser la diferencia entre una rutina efectiva y una pérdida de tiempo.
Para una idea más detallada acerca del uso del suero sobre el rostro, te recomendamos leer Cómo aplicar correctamente el sérum
En este caso, si lo que buscas es lo mejor en concreto para el cuidado de tu piel, debes saber que, gracias a su textura líquida y formulación especial, el sérum se absorbe de manera casi inmediata, hidratando y limpiando a gran profundidad, por lo que debe ser lo primero que debemos aplicarnos tras la limpieza facial. Pasados unos minutos, debemos utilizar la crema hidrata, esperar a que se absorba y luego proseguir con la rutina, aplicando los productos más específicos para las imperfecciones.