Es bien sabido que la piel de toda mujer es un mundo, y que a lo largo de la vida pasa por diferentes etapas en las cuales sufre infinidad de cambios, apareciendo como consecuencia la temida y odiada celulitis.
La celulitis no es más que una acumulación de tejido adiposo que suele localizarse en zonas como las caderas, los glúteos y los muslos, pero también puede aparecer en otras partes del cuerpo.
No obstante, gracias a la infinidad de tratamientos corporales que existen en el mercado, podemos ayudar a que ésta sea mucho más llevadera e incluso pueda disminuir un poco.
Para poder tratarla de forma adecuada es necesario conocer qué tipo de celulitis tenemos; porque sí, aunque suene difícil de creer existen distintas clases y cada una afecta a nuestra piel de forma totalmente distinta.
Celulitis dura
Esta clase afecta mayormente a las mujeres jóvenes, la piel se vuelve mucho más dura al tacto y cuando se intenta pellizcar es prácticamente imposible.
Suele aparecer principalmente en la zona de los muslos y de los glúteos a causa de una alimentación deficiente por el consumo de pocos nutrientes y por tener una piel poco oxigenada.
Su apariencia es de aspecto rugoso, con una serie de hoyuelos, y en ocasiones presentan estrías que pueden doler ligeramente.
Celulitis blanda
La blanda también es conocida como piel de naranja, siendo ésta de una consistencia ligeramente gelatinosa y algo flácida.
Esta clase se da frecuentemente en personas sedentarias, donde cualquier existencia de actividad física es nula, sin embargo también puede aparecer en aquellas personas que realizaron alguna actividad física en el pasado y que posteriormente dejaron de hacerlo.
Otra situación en la que puede darse es cuando surgen cambios bruscos en el peso afectando de forma notoria a nuestra piel.
Esta clase de celulitis es mucho más problemática ya que pueden aparecer otros síntomas asociados como mareos, hipertensión, fatigas constantes e incluso insomnio.
Celulitis edematosa
Este tipo puede darse en mujeres de todas las edades, pero principalmente en aquellas que están entre los 20 y 40 años.
Aunque no es tan frecuente como las anteriores no debemos subestimarla y aparece a causa de la retención de líquidos en nuestro cuerpo.
Suele localizarse en aquellas extremidades inferiores ya que son más propensas a hincharse, por lo que por regla general una vez aparecen en las piernas, las mismas pierden esa forma torneada y se vuelven mucho más gruesas y rectas.
La mejor forma de combatirla es eliminando dichos líquidos. Un estupendo remedio es tomar infusiones y agua, el cual es un elemento esencial para toda eliminación de toxinas y grasas.
También es importante el consumo de frutas y verduras, puesto que aportan unos inimaginables beneficios a nuestro cuerpo, favoreciendo así la circulación y ayudando a evitar la formación de piel de naranja.
Y por supuesto, hacer ejercicio de manera regular. Estos son los mejores ejercicios que puedes hacer para tratarla.
He de admitir que cualquiera de tres tipos de celulitis suena infernal, pero solo tenemos un cuerpo, y aunque un buen cuidado y tratamiento puede hacer que mejore esta imperfección, no debemos olvidar que no es algo que nos reste calidad de vida.
Tratarla servirá para vernos más bonitas, pero a la mayoría nos saldrán tarde o temprano, y tenemos que aprender a querernos igualmente, nos las consigamos reducir más o menos.
Y para reducirla, las cremas anticelulíticas son una gran ayuda. Hemos probado muchas, desde la de Mercadona, hasta la popular Somatoline, pero nuestra preferida es la de Akento Cosmetics.
Aunque también hay otros tratamientos eficaces que se pueden combinar con las cremas, como las ventosas o el cepillado en seco.
Solemos relacionar a la celulitis con una marca del paso del tiempo, y no olvidéis chicas que quien ríe el último, ríe mejor.